Icono del sitio SitandPlas

Cómo afrontar que nuestro perro tiene Leishmania

 
 
Hoy me gustaría hablaros de cómo afrontar que nuestro perro tiene Leishmania. La Leishmania era un tema que conocía y temía pero que, por suerte, había conseguido evitar hasta hace pocos días.

 

El pasado Martes 4 de Agosto, me llamaron del veterinario para decirme que el pequeño Django había dado positivo en Leishmania, con un título de 1/1280.

 

 

Nuestro enano solo tiene 13 meses, ha sido un golpe tremendo y la verdad es que una semana después continuamos haciéndonos a la idea, observándole continuamente, mimándolo más de lo normal, e inconscientemente preocupados por cualquier cambio en su comportamiento…

 

Todo vino por un control rutinario en su primera revisión anual. Iván y yo tenemos la costumbre de aprovechar los recordatorios de las vacunas para hacer una revisión anual a nuestras mascotas. En esta revisión decidimos incluir un test de Leishmania para Django, ya que ahora en Agosto a Hulk le tocaba la revacunación con CaniLeish,y así comenzábamos el proceso también para Django.

 

La noticia fue un jarro de agua fría al decirnos que no se podía vacunar ya que había dado positivo en Leishmania

 

Desde entonces hemos pasado unos días muy preocupados, buscando información, visitando veterinarios, preguntando a conocidos y amigos que hubieran sufrido la enfermedad… Los tres días posteriores a la noticia los pasamos de veterinario en veterinario para conocer distintas opiniones y tratamientos. En nuestra cabeza no paraban de dar vueltas ideas, opiniones, testimonios, tratamientos, casos complicados…

 

Pero tras este primer susto, llegó el fin de semana y decidimos sentamos a reflexionar y a ordenar la lluvia de información que habíamos recibido en tan poco tiempo. Sabíamos que:

– Es una enfermedad crónica, difícil y con riesgo de muerte.

– Django solo tiene 13 meses y tendrá que pasar el resto de su vida medicándose.

– Pasará a ser un perro dependiente de nosotros y de su medicación.

– En las ocasiones en las que tenga un episodio sufrirá y nosotros con él, tendrá que medicarse y hacer visitas al veterinario.

– Su calidad de vida y su energía alegre y viva menguará con cada episodio y pasaremos días muy duros y de preocupación.

 

Hasta ahora todo eran contras… pero poco a poco comenzamos a ver los pros:

– Es una enfermedad que con la medicación adecuada puede llevar una vida totalmente normal.

– Es un cachorro, solo tiene 13 meses y su energía está por las nubes. Todavía no ha desarrollado ningún síntoma y por suerte está cogida a tiempo.

– Su tratamiento con Leisguard es de 30 días y 90 días de descanso (3 veces al año durante un período de 30 días), de modo que no es una dependencia absoluta a la medicación ni a nosotros.

– Los controles y visitas al veterinario ya eran parte de nuestra rutina anual y ahora más que nunca nos darán la tranquilidad de saber en todo momento su estado de salud.

– Es posible que sufra crisis y episodios de la enfermedad complicados, pero es un perro fuerte y duro, nosotros también lo somos y aunque inevitablemente nos preocupemos, seguramente en exceso, podremos llevarlo de forma positiva.

 

 

A día de hoy, y después de una semana, continuamos preocupados y dándole vueltas al tema, y lo más probable es que sigamos en este estado durante un largo tiempo. Hasta que nos acostumbremos a convivir con ello.

 

De un modo inevitable nos encontramos observando minuciosamente el estado físico de Django, miramos sus uñas (por si han crecido), miramos sus ojos (por si sufre descamación), miramos sus patas (por si le sale alguna herida), miramos su pelaje (por si tiene alguna zona despoblada), sus cacas (por si son más blandas de lo normal), su bol (para comprobar que come) y sobre todo observamos su comportamiento, comprobamos que sigue tan alegre y feliz como siempre, obsesionado con su pelota de tenis y con pegarle lametones a los mofletes de Hulk.

 

Por las tardes se tumba en el sofá con nosotros y se echa una siesta, es entonces cuando me vienen todos los pensamientos negativos, pero intento evitarlos, quiero pensar que estará sano, que será un perro feliz y que si alguna vez me necesita debido a su enfermedad yo estaré ahí para ayudarle, poniendo todo cuanto esté en mi mano.

 

Sé que será un camino difícil y complicado, se que nos encontraremos con momentos duros, pero Django es fuerte y nosotros también. Juntos capearemos el temporal y estaremos preparados para batallar cuanto haga falta

 

Puede que alguien piense que preocuparse tanto por un animal o que darle excesiva importancia es una banalidad habiendo seres humanos que sufren tanto o más, ellos son nuestra especie y los perros «solo» son animales. Pero solamente aquellos que han tenido animales en casa, que han convivido con ellos y sufrido con ellos podrán entender el vínculo que se crea, tu eres su vida, él sin ti no come, no bebe, no juega, no siente, no ama y si enferma gravemente… no sobrevive… Y si muere, algo en ti también muere.

 

 

Salir de la versión móvil