Perros

La llegada de un cachorro a casa

¿Hay algo más emocionante que la llegada de un cachorro a casa para formar parte de nuestra familia? Quizás sí, pero a mí no se me ocurre el qué. Es cierto que la llegada de un nuevo amigo a nuestras vidas es un momento de mucha ilusión, pero también de muchas dudas…

 

¿Sabré educarlo bien? ¿Conseguiré que se adapte a mi forma de vida? ¿Será un perro feliz y equilibrado? ¿Podré criarlo fuerte y sano? ¿Tengo los conocimientos y herramientas suficientes para resolver todas estas dudas y las que me irán surgiendo por el camino?

 

Podríamos decir que es una mezcla de muchísima ilusión con un poquito de incertidumbre y miedo, y eso significa que nos preocupa la felicidad y bienestar de nuestro futuro peludo

 

Para resolver estas y muchas más dudas podemos contar con la ayuda inestimable de Educadores Caninos como Javi Martínez de www.soloesunperro.com al cual he tenido el placer de conocer y compartir esta colaboración.

 

 

Os recomiendo pasaros por su casa y descubrir todo el contenido «cachorril» que nos ofrece, además de varios cursos online como: reforzar la llamada, un paseo tranquilo, el quieto, el cachorro ideal… os invito a descubrirlos y a conocer más de cerca el proyecto de Javi.

 

Ahora sí, me gustaría mostraros algunas pautas y consejos que comparto con Javi y que nos servirán para criar a nuestro futuro mejor amigo de forma que sea el perro más sano mentalmente y equilibrado posible.

 

 

Antes de empezar… cosas que debemos tener en cuenta

Lo primero que tenemos que interiorizar es que un perro no es cómo un humano, ellos no perciben el mundo de la misma manera que nosotros y no tienen las mismas necesidades que las personas.

 

Nuestro trabajo será intentar continuar el camino de aprendizaje que empezó nuestro cachorro desde el día que llegó a la vida gracias a su madre y junto a sus hermanos

 

La mejor manera para continuar esa línea de aprendizaje es, por decirlo de alguna manera, que en lugar de convertir a nuestro peludo en un humano seamos nosotros los que intentemos convertirnos en perretes. Suena divertido ¿verdad? ¿Os animáis a intentarlo? pues entonces no os perdáis como sigue…

 

Lo segundo que tenemos que saber es que el primer año de nuestro amigo es el más importante de su vida ya que pasa por la infancia y adolescencia durante ese periodo, eso significa que durante sus primeros 12 meses forjará su carácter y la manera de afrontar todo lo que deparará la vida.

 

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1. Buscar un refugio en casa a nuestro cachorro

Igual que nosotros tenemos nuestra habitación para ir a dormir, leer, ver la tele o «escapar» un día de las visitas familiares, los perros también necesitan su guarida donde puedan descansar y sentirse seguros.

 

Eso lo podemos conseguir con un parque para perros o un trasportín de grandes dimensiones, nos ayudara a tener un lugar en el que dejar a nuestro cachorro tranquilo y seguro cuando nos vayamos a dormir o a dejarlo solo si no son muchas horas.

 

Mientras esté en su refugio, podremos estar tranquilos de que no podrá hacerse daño, comer algo que no debe ni romper nada de la casa con lo que podría herirse

 

Es muy similar a lo que hacen los lobos con sus crías cuando van de caza, los dejan en la madriguera para que estén a salvo de otros depredadores. Pero es MUY importante no utilizar nunca ese refugio cómo castigo o no conseguiremos que se sienta a salvo y seguro.

 

 

2. Mantener un criterio único

Es imprescindible mantener siempre el mismo criterio ya que ellos no saben diferenciar porque en algunos momentos les permitimos hacer unas cosas y en otros no, pongamos un ejemplo: es domingo, hemos terminado de comer y nos acurrucamos en el sofá para ver nuestra serie favorita… como tenemos tiempo, y estamos muy a gustito, dejamos que nuestro cachorro se haga un ovillo a nuestro lado.

 

¿Esto es maravilloso verdad? pero, si durante la semana, ya sea porque no tenemos tiempo o porque no nos apetece no se lo vamos a permitir, es mejor no dejarle subir nunca. Para él es imposible diferenciar porque unas veces si y otras no, lo que conseguiremos es confundirle y a su vez le estaremos enseñando a desobedecer nuestras propias normas.

 

A la larga, esas pequeñas incoherencias derivarán en problemas de conducta.

 

 

3. Un cachorro no es un juguete

Los primeros días de nuestro cachorro en su nuevo hogar pueden llegar a ser muy estresantes. Hay que tener en cuenta que los acabamos de separar de su madre, hermanos y todo lo que conocían hasta ahora, por eso es muy importante no agobiarlos ni presionarles.

 

No es un juguete al que tenemos que coger, acariciar y jugar cuando nosotros queramos. Él tiene que coger confianza y familiarizarse con su nuevo entorno y manada, para eso necesita tener espacio, debe poder explorar sin presión y a su ritmo.

 

 

Debemos esperar que sea él quien decida acercarse a nosotros, buscar juego y compañía y es en ese momento cuando estaremos ahí para demostrarle todo nuestro amor.

 

 

4. Educar en positivo a nuestro cachorro

Ellos no llegan a nuestra vida programados y, aunque sean muy inteligentes, debemos enseñarles que es lo que está bien y lo que está mal, incluso aquellas cosas que para nosotros son muy obvias. Sin embargo, muchos humanos cometemos el error de reñir a nuestros cachorros antes incluso de haberles enseñado lo que no pueden hacer.

 

Los perros son animales muy curiosos y quieren explorar todo lo que hay en su hogar, eso en ocasiones se transforma en travesuras o dolores de cabeza para nosotros.

 

Hay que entender que ellos no tienen manos por lo que todo lo explorarán utilizando sus boquitas llenas de mini alfileres

 

En esos momentos es cuando nosotros cometemos uno de los mayores errores que se puede cometer con un cachorro y es regañarle como si de un humano se tratase utilizando frases y palabras del tipo ¿has visto lo que has hecho? ¡eso no se hace cochino!  aiiiiix mi peluche, ya te he dicho que eso no se toca…! ¿os son familiares verdad?

 

El uso de frases efusivas y emocionales puede llegar a desencadenar miedos e inseguridades en perros sensibles o, incluso todo lo contrario en los que no lo son tanto o tienen más energía. Éstos, cuando estén aburridos o quieran llamar nuestra atención, harán precisamente aquello por lo que les hemos reñido ¡nunca debemos subestimar la inteligencia de un perruno!

 

 

De nuevo la mejor manera de actuar con nuestro cachorro es fijarnos en cómo lo hace su madre, y en está ocasión ella primero soltaría un gruñido, y si con eso no fuera suficiente, le agarraría del cuello con la boca para que dejara de hacer lo que está haciendo mal. Y no, no estoy diciendo que gruñamos y cojamos al perrito con la boca, es mucho más sencillo.

 

En nuestro caso, el gruñido lo sustituiremos por una orden, por ejemplo un «NO», e intentando que sea de una manera neutra, sin demasiado enfado, frustración o decepción.

 

Y en vez de cogerle con la boca, con mucho cuidado le apartaremos de lo que esté haciendo agarrándole del pellejito del cuello, por supuesto sin fuerza ni brusquedad. ¿A que no es tan difícil?

 

 

5. ¿Cómo preparar a nuestro cachorro para la vida adulta?

A partir de ahora, nosotros somos su referente de conducta y el ejemplo que debe seguir, nuestro deber será prepararle y enseñarle a socializar con otros perros, humanos, sonidos… y afrontar todo lo que le deparará la vida.

 

Por el amor que les procesamos tendemos a sobreprotegerles y, precisamente por eso, uno de los errores más comunes que comentemos es cogerlos en brazos cuando consideramos que está en peligro, como cuando nos cruzamos con un perro mucho más grande o con aspecto fiero.

 

Con el tiempo, nuestros gestos de protección pueden desembocar en que no sepa gestionar este tipo de situaciones y por tanto será a un perro con miedo e inseguridad frente a otros perros el resto de su vida.

 

Lo ideal es llamar su atención con palabras cariñosas, chuches o juguetes, le apartamos del peligro sin que él sea consciente

 

Otras veces, sin darnos cuenta, le intentaremos forzar a hacer cosas para las que todavía no está preparado y/o le asustan como pasar por un puente, bajar unas escaleras o subirse al coche.

 

Nunca hay que obligarle, la mejor manera es, con paciencia, con juegos y/o chuches lograr que sea él mismo el que superé sus inseguridades y acabe haciéndolo por si mismo. Permitiendo que gane confianza y aprenda a gestionar sus miedos e inseguridades.

 

Si conseguimos llevar todos estos consejos a la práctica, le dedicamos tiempo y, sobre todo, le damos tanto amor cómo él a nosotros de forma incondicional, disfrutaremos del mejor amigo, el más fiel, el más leal, mentalmente sano y equilibrado que podríamos tener en nuestra afortunada vida.

 

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