Son diversos los motivos por los que un perro puede dejar de comer y, estos pueden ser desde estados físicos como enfermedades, dolor una obstrucción intestinal, o algo tan sencillo como echarnos un «pulsito» porque esa comida no le apetece.
Sobre todo, a la más mínima sospecha de que nuestro amigo pudiera sentirse enfermo o, si este comportamiento le está influyendo en su estado físico, debemos consultarlo con nuestro veterinario para descartar cualquier tipo de patología o enfermedad.
Dicho esto, veamos algunas de las causas más probables para que nuestro perro deje de comer, así como distintas maneras de ponerle solución.
- Estrés: los perros también pueden sufrir estrés y, por supuesto, éste les repercute en su día a día. Las causas suelen ser debidas a un cambio reciente en su estilo de vida como un cambio de domicilio, pérdida de un ser querido (humano o animal) o la llegada de otros compañeros o personas en su entorno, un cambio en la dieta,…
Una vez detectada cual o cuales han podido ser las causas debemos intentar que nuestro amigo vuelva a sentirse cómodo y adaptado a la nueva situación que, generalmente, con el paso de los días se va normalizando por si misma. De no ser así, siempre podemos acudir a un etólogo canino para que ayude a nuestro perro y a nosotros a volver a estar en harmonía.
- Enfermedad: desde malestar general a diferentes patologías. Los perros enferman por muchas causas y a la menor sospecha de que su inapetencia podría ser debida a una patología debemos acudir al veterinario inmediatamente.
- Obstrucción intestinal: esta es una causa muy a tener en cuenta pues, podría dejar de comer porque ha ingerido algo que no ha podido pasar por su tracto digestivo y está bloqueado en algún punto. Por supuesto nuestro perro lo nota y por eso no come.
Esta es otra de las causas por las que debemos llevarlo con urgencia al veterinario. Es increíble la cantidad de cosas que un perro puede comerse, desde juguetes a todo tipo de objetos que encuentren durante el paseo…
- Vacunas: la pérdida de apetito es uno de los efectos secundarios más frecuentes en los perros tras recibir una vacuna, debería desaparecer a las 24/48h pero, si persiste, lo mejor es hablar con nuestro veterinario.
- Deshidratación: si el organismo de nuestro amigo se encuentra falto de agua, su apetito tiende a desaparecer, por eso siempre debemos asegurarnos de que tiene agua fresca y limpia, todo el año, no solo en verano.
- Actitud: es posible que nuestro amigo sea de esos un tanto quisquillosos, exigentes con la vida vamos, de los que no les gusta que las cosas se hagan al gusto de otro… nuestras mascotas también pueden ser de lo más intransigentes. Un cambio en su rutina de comidas, el simple echo de mover o reemplazar el comedero, nueva compañía a la hora de comer… En estos casos, no es raro que no se sientan cómodos a la hora de comer.
- Vejez: con la edad, nuestros peludos van perdiendo algunas facultades, se vuelven más perezosos, más caseros y también van perdiendo el apetito. No es preocupantes si ya no come tanta cantidad ni tampoco si come con menos ansiedad, pero si deja de comer por completo debemos consultarlo con nuestro veterinario.
- Celo: hay peludas que, en el momento del celo su la cabeza está más por encontrar un «amigo» que en comer… Ahora mismo la comida deja de ser su prioridad, así que tendremos que currárnoslo y hacer que la comida sea mucho más apetitosa.
Nos podemos ayudar de latas, tarrinas, o algo tan sencillo como echar una cucharadita del aceite de una lata de atún, ¡¡esto les encanta!!
- Aburrimiento: os parecerá una tontuna pero un perro se puede llegar a aburrir de la comida, no les pasa a todos pero, sí a muchos. Django mismo es un perro muuuuy exigente con lo que cae en su comedero y, si lleva mucho tiempo con la misma receta (ya sea pienso, barf, preparado, deshidratado…) llega un momento en el que mira el comedero, me mira a mí y se da media vuelta. Así tal y como os lo cuento.
Hay perros que, como los humanos, se aburren de comer siempre lo mismo. Si tenéis un perro así, no dudéis en ofrecerte una dieta variada pues, además de enriquecer su paladar, le estaréis aportando una mejora en su sistema inmune y una salud digestiva inmejorable.
Una dieta saludable pasa por la necesidad de ser completa, sana y natural, combinando diferentes ingredientes (carnes, pescados, frutas, verduras…) para que sea lo más saludable y variada posible. Sin usar ningún subproducto ni vegetal ni animal, conservantes, colorantes o saborizantes artificiales.
Los ingredientes frescos y de calidad hacen muy difícil que nuestro perro no quiera comer ya que su olor y sabor los convierten en un manjar irresistible
Además de mantener una alimentación saludable debemos evitar la monotonía, el aburrimiento, la vida sedentaria…, el perro es un animal de costumbres y el hacer cosas que le diviertan, el pasar tiempo jugando con nosotros, el salirse de la rutina, es una de nuestras mejores armas para combatir su falta de apetito.
Pasear por la naturaleza, juegos, interacciones con otros, perros, juguetes nuevos,… hay muchos modos de hacerle feliz y distraerle, solo hay que pensar en qué le haría feliz e intentar cumplirlo. Solo de esta manera nuestro peludito tendrá un bienestar físico y mental de forma permanente en el que pocas veces tendrás que preocuparte por que haya dejado de comer 😉
¿y vosotros? ¿también tenéis un perrete que deja de comer? podéis dejarlo en los comentarios, me encanta leeros 😀
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