Perros

Tener más de un perro en casa

Si os habéis planteado el tener más de un perro en casa, pero todavía tenéis dudas, quizá pueda arrojar algo de luz a vuestro dilema.

 

Yo misma me planteé esta cuestión hace tres años y no me arrepentiré nunca de mi decisión, sin embargo antes de dar el paso hay que tener en cuenta ciertas «reglas»

 

En nuestro caso, hace cuatro años, cuando Hulk solo tenía 3 añitos, pensamos que pasaba demasiadas horas solo, y que el tener un compañero peludo podría ser beneficioso para él

 

Los que conozcáis un poco la raza Bóxer o hayáis tenido alguna vez alguno, os sonará el que son una raza muy familiar, dependientes y extremadamente cariñosos, son como niños de 5 años atrapados toda su vida en un corpachón grande y torpe de 40kg.

 

 

El que un perrín tan bueno y dependiente pasara tantas horas solo nos partía el alma. Nosotros salimos bien pronto a trabajar y pasamos casi todo el día fuera. Por suerte disponemos de un jardín grande y muchas distracciones porque vivimos en una urbanización, dónde hay pajarillos todo el día y todo tipo de bichillos corretenando, movimiento de vecinos y amplias vistas a la montaña, pero nos sentíamos fatal solo de pensar que no tenía a nadie con quien jugar y pasar el tiempo.

 

Un año más tarde, cuando Hulk ya tenía 4 años y tras mucho pensarlo, decidimos traer a Django a casa. Un terremoto de 10kg que le haría la vida imposible a Hulk y le mantendría activo y ocupado con sus travesuras y sus carreras arriba y abajo.

 

 

Y así fué, Hulk que había pasado muchos días aletargado y aburrido de pronto comenzó a estar más activo, le podías ver dando carreras alrededor de la casa persiguiendo a Django, haciendo la croqueta el uno con el otro, y despertarse de su «siesta continua» para ir a ver quien pasaba por la puerta porque Django se había ido a chafardear primero.

 

Nuestro objetivo de que estuviera acompañado en nuestras ausencias y tuviera más actividad física estaba conseguido, pero frente a este pro, siempre hay algún contra como una mala jerarquización, dominancia, celos, frustración…

 

Para no caer en estos errores y complicar o hacer más difícil la vida de nuestros peludos, y por ende la nuestra, hay algunos Tips que debemos tener en cuenta antes de que nos pasen factura más adelante:

 

1.¿Cómo es nuestro perro?

Solo es positivo traer otro perro a casa si nuestro perrete tiene un carácter sociable, nada territorial ni posesivo con objetos o humanos. De ser así, desde el primer día puede haber problemas de convivencia que, a medida que el nuevo cachorro se vaya haciendo adulto, irán agravándose.

 

 

2. La edad de nuestro perro

No es conveniente traer un cachorro o un perrete adulto si el que ya vive en casa tiene más de 5 años. Porque a partir de esta edad, de algún modo dejan de ser jóvenes, tienen menos paciencia y la entrada de un nuevo integrante a la manada puede derivar en un añadido más de ansiedad.

 

Estaremos evitando que esté solo, y pensaremos que sin soledad se acabará el estrés o el aburrimiento, sin embargo, desarrollará un estado de ansiedad general y diario nada conveniente. El ritmo acelerado de un cachorro o un perro joven no es muy «llevadero» a ciertas edades.

 

 

3. Razas o mestizajes compatibles

Debemos vigilar bien qué tipo de raza o mestizaje adoptamos, decantándonos por razas o mestizajes que tiendan a ser sumisas, o dos razas muy diferentes: un dominante y un sumiso, nunca dos dominantes, porque nos será más complicado educarles y que tengan una convivencia armoniosa. Habrá confrontaciones territoriales, por dominancia, etc. Dado el caso, una buena opción sería castrar a uno de ellos para ayudar a jerarquizar la pirámide.

 

En la medida de lo posible evitaremos que sean dos hembras. Aunque puede que no pase nada, llegado el momento en que alcancen la madurez, si son dos perras dominantes, la relación entre ambas puede ser tan mala que tengamos que acudir a un profesional.

 

 

4. La Jerarquización 

Si adoramos a los perros y queremos tener más de dos, está en nuestras manos… pero debemos tener en cuenta nuestras aptitudes y conocimientos para saber como encauzar esa manada. Cada peludo debe asumir el rol que le pertenece dentro de esa jerarquía, y es cuando eso no sucede, cuando no se ponen de acuerdo, el momento en el que empiezan los problemas. Hay manadas en las que la convivencia se convierte en una auténtica pesadilla, y no todo el mundo es capaz de reorientar esa situación. Cuidado con esto.

 

 

5. Su salud y bienestar por encima de todo

No debemos olvidar que la salud y bienestar de nuestros compañeros es lo principal, dos perros significa el doble de gasto. Si multiplicamos por dos todos los gastos, veterinarios, medicaciones, alimentación, vacunas, antiparasitarios… y las cuentas salen, ¡adelante! En caso contrario, más vale olvidarnos. Ellos se merecen todo lo que puedan llegar a necesitar y los recortes en su salud nunca deberán ser aceptados.

 

 

6. ¿Cómo hacer las presentaciones?

Antes de que nuestro segundo compañero entre en la familia de forma definitiva, debemos hacer las presentaciones. Es muy importante que haya química y se conozcan antes de tomar la decisión. Y una vez instalado en casa, no lo introduciremos directamente. La presentación y el primer contacto de ambos perros debe hacerse fuera del hogar, en un lugar neutral, como un parque, que den un paseo juntos y la entrada en casa debe hacerse a la vez. Así, el perro formará parte de esa decisión.

 

 

7. Conflictos o peleas entre nuevos compañeros

Ante cualquier pelea entre perros, jamás se debe intervenir. Las peleas entre perros son totalmente normales y responden a la necesidad de jerarquizar. Estas peleas se llevan a cabo normalmente en presencia de la familia, y suelen acabarse cuando cada uno de los perros asume su rol. Cuanto más intervengamos en las peleas, más enfrentamientos habrá.

 

Jamás debemos mostrar más cariño a un perro que a otro. Deben ser tratados por igual y recibir la misma atención, de lo contrario podemos estar creando diferenciación y «celos» entre ambos. Lo que no ayuda en nada a una correcta jerarquización.

 

 

8. Síndrome de Ansiedad por Separación o ASP

Si nos hemos planteado el tener dos perrines para evitar la soledad de uno, la mejor manera posible es que sean los dos cachorros y que lleguen prácticamente en el mismo tiempo, semana arriba semana abajo.

 

Haciéndolo así, de un modo casi instantáneo, les hará sentirse miembros de una manada en la que nunca un miembro se quedará solo, evitando por tanto el Síndrome de Ansiedad por Separación o ASP.

 

Si traemos un cachorro cuando el perruno que hay en casa ya es adulto y sufre Síndrome de Ansiedad por Separación, es posible que todavía compliquemos más la situación, ya que nuestro peludo no tiene ansiedad por quedarse solo, sino por separarse de nosotros.

 

En estos casos, yo siempre recomiendo consultar con un especialista para tratar la ansiedad por separación antes de pensar que traerle un compañero solucionará el ASP, porque no es así.

 

 

Ya han pasado 3 años desde que Django vino a casa y aunque hemos tenido nuestros días, peleas, gruñidos, marcajes y pipis territoriales, a día de hoy la convivencia es una maravilla. Les queremos por igual y les tratamos por igual.

 

Ellos dos son inseparables, allí donde va uno el otro le sigue, son como hermanos aunque uno sea un madurito de 60 años y el otro un jovenzuelo de 20

 

Como humanos hemos tenido que aprender a relacionarnos correctamente con dos perrines en lugar de uno, hemos ido aprendiendo de nuestros errores (comida, juguetes, caricias, juegos…)

 

Hulk y Django se complementan y son perros felices!! algo que a mí me llena de alegría y hace que cada día, cuando nos despertamos y nos saludamos con lametones y golpes de colitas, sea mejor que el anterior.

 

 

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