Mi perro no me hace caso
¡Ay por Dog! pero cuantas veces habré escuchado esta frase… Incluyéndome a mi misma, con cara de desesperación, resoplando y con las manos en la cabeza lloriqueando «mi perro no me hace caso…»
Sí amigos, no estamos solos en esta guerra, somos muchos con el mismo problema, no sintáis desasosiego o frustración porque ¡llegan los refuerzos! Os daré unas claves para que vuestros días de tiraros de los pelos estén contados. Algunos consejos que yo misma he llevado a la práctica y os puedo asegurar que funcionan.
Antes de nada, paciencia, mucha paciencia, tranquilidad y sobretodo no desesperéis en el intento, todo llega, más tarde o más temprano, pero todo llega. ¡¡De verdad!!
Empecemos por el principio…
Índice
1. Pasemos un pequeño test
Para empezar a entender porque nuestro amigo de 4 patas pasa de nosotros o nos ignora por propia voluntad, imprescindible que nos contestemos a algunas preguntas:
- ¿Cómo es la relación con mi peludo? Convivir con un perrete no se limita a darle un techo, comida y sacarlo de paseo… él forma parte de nuestra vida y de nuestra familia, por eso, si no logramos crear un vínculo afectivo con él, es normal que no nos preste atención, para él no dejaremos de ser un humano más, el que le da de comer sí, pero uno más.
- ¿Qué lenguaje uso con mi perrín? Nosotros no nos damos cuenta, pero muchas veces nuestro lenguaje corporal y las órdenes que le damos a nuestro perro son contradictorias. Casi seguro que nuestro perrete quiere hacer lo que le pedimos, pero el problema es que no entiende lo que le estamos diciendo.
- ¿Me preparé antes de educar a mi perrete? Quizá estamos yendo muy rápido con su educación, o quizá demasiado despacio, quizá estamos premiando una conducta negativa… (aunque no lo creais es muy habitual)
2. Nuestros peludos no son humanos
Aunque solemos humanizar a nuestros peludos, éstos no son ni serán nunca un ser humano, ellos piensan diferente, se comportan diferente y sienten diferente. Por eso antes de decidir si traeremos un perrín a nuestro hogar, debemos tener muy claro qué clase de educación necesita y con que herramientas contamos en el caso de que no sea todo perfecto.
Con esto quiero decir que, del mismo modo que llevaríamos a nuestros hijos a un doctor o psicólogo, en el caso de tener problemas de comportamiento con nuestros peludos, debemos hacer lo mismo, la persona indicada para solucionar este tipo de conductas es el etólogo.
3. Tres cosas que debemos saber sobre el comportamiento de los perrines
¿Cómo es nuestro comportamiento? ¿Nos enfadamos si hace algo mal? ¿Le gritamos? Aunque es de humanos frustrarse o llegar a perder la paciencia cuando vemos que no avanzamos o que la conducta de nuestro perrín es desesperante, no debemos enfadarnos con él o gritarle, pues con este comportamiento lo único que conseguiremos es alejarlo de nosotros.
Diversos estudios, han demostrado la baja efectividad que tiene la dominancia frente al refuerzo positivo
¿Pensamos que nuestro perro es un robot? Un perro es un animal, y lamentablemente parece que a veces lo olvidamos. Mientras que nosotros podemos pararnos a mirar un escaparate durante diez minutos, no somos capaces de entender que nuestro perro necesite olisquear algo.
Debemos distinguir entre obediencia y falta de libertad, un perrín necesita pasear a su manera igual que en otras facetas de su día a día, comer, dormir, jugar…
¿Hace el suficiente ejercicio?¿Pasa demasiado tiempo solo? Si nuestro peludo está aburrido o no hace todo el ejercicio que necesita es normal que destruya cosas. Por mucho que le riñamos, no solucionaremos nada. Por eso es muy importante que antes de dar el paso y traer un perrín a casa, tengamos muy claras cuales son sus necesidades y ser capaces de cumplirlas.
No podemos esperar que se porte bien, si nosotros no somos capaces de cubrir sus necesidades básicas y de crear ese vínculo mágico que se establece de una relación humano-perro basada en la libertad y la confianza mutua. ¿Y cómo crear ese vínculo?
- con cariño y afecto
- con paseos y libertad
- con adiestramiento en refuerzo positivo
Una buena relación basada en premios y afecto hará que nos obedezca mucho más y por iniciativa propia
4. ¿Por dónde empezamos?
Hasta el momento hemos visto algunas causas por las que nuestro amigo puede haber dejado de hacernos caso o simplemente nunca nos lo ha hecho, ahora veremos cómo empezar de nuevo:
- Lo principal y más importante: tengamos paciencia. Los resultados no llegan de un día para otro, de hecho, la base de la relación con nuestro perrín debe ser el cariño entre él y tu. Algunos son más inteligentes que otros, por ese motivo unos tardan más en comprender lo que esperamos de ellos, así que paciencia…
- Recuperar el vínculo afectivo: imaginemos que es como una crisis entre amigos ¿cómo lo solucionaríais? Pensando en nuestro perrete, deberíamos pasar más tiempo juntos, acariciarle, dar largos paseos, juegos,… simplemente, disfrutar con él, nunca forzándole, debemos permitir que se comporte de forma natural.
- No utilizar su nombre en las riñas: el error más común es que nuestro peludo haya relacionado su nombre con algo malo, pero ¿cómo ha podido pasar esto? muy fácil, cada vez que ha hecho algo mal, como morder un zapato, hacer pipi donde no debía o subirse al sofá, le hemos llamado por su nombre y le hemos reñido… ¡Craso error! A partir de ahora debemos recordar vincular el «NO» a la riña, no es necesario nada más, solo con la palabra «no» y nuestro tono de voz lo entenderá perfectamente.
Para él, tú eres el centro de su universo, demuéstrale que le quieres y que no hay nada mejor que estar a su lado
Trucos para recuperar la relación positiva con su nombre:
- Dad un buen y largo paseo
- Cuando lleguéis a casa deja que se tumbe en su camita
- Entondes ponte cerca, pero sin que te vea directamente
- Di su nombre
- Si se vuelve a mirarte, prémiale con un snack o chuche, luego acaríciale. Su nombre siempre debe ir vinculado a algo agradable
- Acudir a la llamada: Al igual que con el nombre, es muy posible que nuestro peludo haya relacionado de manera negativa esta orden. Relacionándola con que ya es hora de dejar de jugar y volver a casa, o porque ha hecho algo mal y le pedimos que venga.
Trucos para conseguir que acuda a la llamada:
Este es un ejercicio muy sencillo y que podemos empezar practicando en casa, más adelante ya lo haremos en la calle. Para empezar escogeremos una habitación tranquila y en silencio. El ejercicio es así:
- Pensemos en una palabra adecuada a la orden de acudir. Por ejemplo, «ven» o «aquí». No utilizaremos su nombre solo para hacer vaya, recordemos que El nombre es la orden para que preste atención.
- Nos pondremos en el otro extremo de la habitación y daremos la orden
- Si viene, le premiaremos con un snack y un abrazo o caricia
- Es posible que de primeras no venga, tranquilos, es normal. No está entendiendo lo que le pedimos. En este caso, nos ayudaremos de la correa. Damos la orden y hacemos que se acerque. Luego, reforzamos con chuches y caricias.
Las sesiones de entrenamientos deben cortas. Nunca más de 15 minutos. Así será más divertido para ambos
La repetición de un ejercicio es la manera de que lo aprendan. En el momento en que en casa haga bien el ejercicio, será el momento de dar el salto e intentarlo fuera. Para ello debemos seguir los siguientes Tips:
- Hacer el ejercicio después de haber dado el paseo, nunca antes
- Empezar siempre con la correa
- No hacer el ejercicio en el mismo sitio. Cuanto más variemos los lugares, más reforzada quedará la orden.
¿A que con estos consejos hasta parece fácil que nuestro peludo nos haga caso? pero es que así es. Siempre que los ejercicios estén basados en el refuerzo positivo, unidos al cariño y la paciencia, conseguiremos que aprendan casi cualquier cosa. ¡No os rindáis y descubriréis todo un mundo junto a vuestro peludo!