Perros,  Salud

Qué hacer con un perro agresivo o reactivo

El perro es considerado el mejor amigo del hombre, compañero inseparable capaz de hacer cualquier cosa por su humano. El vínculo que se establece entre ambos le convierte en un miembro más de la familia. Por tanto, tal y como sucede con los hijos, su educación es fundamental.

 

Cuando compartimos nuestra vida con un peludo, debemos prestar mucha atención a su educación. Ya se trate de un cachorro o un perrín adulto, hay que enseñarle algunas pautas de convivencia y comportamiento tanto en casa como fuera de ella. El respeto a los humanos, otros perros, otros animales, conductas sociales

 

Toda una serie de “normas” sobre las cuales asentar las bases de la convivencia

 

Sin embargo hay que hacerlo desde el equilibrio pues, ser demasiado laxo puede llevarnos a perros desobedientes e incontrolables mientras que emplear la violencia o el castigo físico puede provocar comportamientos violentos, miedos y/o traumas.

 

Cuando nos sintamos perdidos a la hora de educar a nuestro amigo, la mejor opción siempre será la de optar por un curso de adiestramiento canino, y así contar con la ayuda y la formación suficiente que nos ayude a entender que es lo que nuestro amigo nos quiere decir en cada momento y cuál sería la respuesta adecuada a ese comportamiento.

 

Os aseguro que tener una mascota es algo que reporta grandes satisfacciones, tanto físicas como emocionales. En especial los perros, están considerados como los mejores compañeros de vida por la mayoría de adultos y niños. Y es que, el convivir con un perro nos permite crear un vínculo muy especial de amistad y protección que durará toda la vida.

 

Tendremos por siempre un incansable compañero de juegos y aventuras

 

Nosotros, los humanos, adquirimos una gran responsabilidad sumando un peludo a nuestra familia, y esta responsabilidad pasa, además de alimentarle y ofrecerte una calidad de vida excelente, por darle una educación que asiente las bases de una relación de confianza entre ambos, enseñarle dónde están los límites, una socialización adecuada… toda una serie de pautas que nos ayudarán a evitar futuros problemas de conducta.

 

 

Sin lugar a dudas, un curso de adiestramiento canino, impartido por especialistas, nos puede ser de gran ayuda en la prevención de conductas violentas. Yo misma he asistido a varios cursos tanto OnLine como presenciales y en todos y cada uno de ellos he aprendido a “leer” a mis peludos, sabiendo perfectamente como actuar en cada momento.

 

En caso de que estas conductas violentas ya se estén manifestando, también podemos recurrir a ellos para redireccionar este comportamiento

 

Que deciros que estos cursos son maravillosos no solo para uno mismo, sino también para ayudar a los peludos de otras personas que se encuentren en vuestra misma situación, convirtiéndose, por tanto, en una salida laboral. Muchos de los consejos y conocimientos que comparto con todos vosotros salen de mi propia experiencia personal y las distintas formaciones a las que he asistido.

 

1. ¿Por qué algunos perros son agresivos?

El motivo más habitual de aparición de la agresividad en nuestro perro es el miedo, pues el objetivo de la posible agresión es defenderse ante lo que él considera una amenaza, aunque en realidad no entrañe peligro alguno. Algunas de las conductas agresivas son el gruñido, pudiendo llegar a morder en los casos más extremos y generalmente por sobreexposición a lo que le genera ese estrés.

 

Por poneros un ejemplo, Django reaccionaba con agresividad cuando pasaba un autobús o una moto muy ruidosa. No le pasaba con coches, solo con autobuses y motos. Se ponía a dos patas, tiraba de la correa como loco y empezaba a ladrarles como si no hubiera un mañana. Y todo esto lo hacía por miedo. Su cerebro, a lo largo del tiempo, asoció que si se comportaba así, esa cosa que hacía tanto ruido acababa marchándose.

 

“acción-reacción”, si le ladro se va

 

Así que cada vez que veía venir a cualquiera de las dos cosas, incluso a metros y metros de distancia, adoptaba esta reacción agresiva para que se marcharan.

 

Todo esto es miedo, temía a esas cosas ruidosas y se adelantaba a ladrarles para intimidarles y que así se fueran. Según su razonamiento de perro eso le funcionaba, porque lógicamente el autobús seguía su camino y el motorista lo mismo, pero evidentemente no gracias al poder de «super Django el perro más temido del barrio» (así es como él debía verse en ese momento jajajaaa).

 

Mi labor fue la de hacerle entender que eso no venía para hacerle daño, que no tenía que temerle y que mucho menos ladrarle. No venía a por él, solo estaba de paso… Y debo deciros que con 4 consejos, práctica y algo de psicología canina, en poco tiempo resolvimos el problema.

 

2. ¿Qué se puede hacer si se tiene un perro agresivo?

Siguiendo el ejemplo de lo que os he explicado de Django y su miedo a los autobuses y las motos,… lo primero que habría que hacer es esto mismo, reconocer que nuestro amigo tiene un problema y buscar la ayuda necesaria para solucionarlo.

 

No sirve de nada castigarlo o hacerle reproches pues, en la mayoría de los casos, estas conductas aparecen por inseguridad, miedo o desconocimiento

 

También comentaros que, en ocasiones, estas actitudes no son debidas a una mala gestión por nuestra parte, sino que pueden deberse a experiencias traumáticas vividas con anterioridad, como es el caso de algunos perros adultos que se adoptan de las protectoras de animales.

 

1. Identificar las causas

Si tenemos un perro agresivo o reactivo debemos observar cuanto antes cuáles son las acciones o las circunstancias en las que se manifiesta esa conducta. No debemos alarmarnos, ni desesperarnos, y sobre todo nunca pensar que no tiene arreglo, pues del mismo modo que una educación errónea trae consigo un carácter reactivo inapropiado, un buen adiestramiento puede terminar con este tipo de respuestas negativas.

 

Es por este motivo que os insisto en que si tenéis un perro agresivo o reactivo y no sabéis como reconducir esta situación, puede ser una excelente idea el recibir un curso de adiestramiento canino.

 

2. Trabajar el problema

Una vez identificadas las causas de las conductas agresivas, llega el momento de trabajar el problema. O bien podemos hacerlo junto a un educador experto para cambiar la actitud de forma progresiva, o bien realizamos un curso de formación para ser capaz de hacerlo por nosotros mismos.

 

Lo que nunca se debe hacer es ignorar o tomarse a la ligera este tipo de reacciones violentas, ya que en caso de no atajarlas pueden representar un grave peligro para la familia y cualquier persona o animal de nuestro entorno.

 

 

Una vez que nuestro amigo adquiera las reglas de obediencia básicas y atienda a las instrucciones, se puede comenzar el proceso de desensibilización del estímulo detonante (los famosos autobuses y motos de Django)

 

3. Reeducación

Una vez tenemos identificadas las causas y hemos trabajado el problema, o lo que es lo mismo, hemos descubierto el origen de su comportamiento y le hemos ofrecido la ayuda necesaria para controlar las situaciones que le provocan estrés o miedo, llega el momento de dar el último paso, una rutina de modificación de la conducta.

 

En este punto podemos hacer lo mismo, acudir a un adiestrador profesional o tomar un curso de adiestramiento canino para manejar esta situación personalmente

 

Elijamos el método que elijamos, llega el momento de llevar a cabo un adiestramiento específico de desensibilización de los detonantes de las conductas agresivas.

 

El objetivo final es que nuestro compañero sea capaz por sí mismo de gestionar la situación y no reaccionar de forma negativa a esos estímulos. Solo de ese modo podremos tener plena confianza, sabiendo que no nos sorprenderá con un comportamiento violento en el momento menos esperado.

 

Como veis son tres puntos muy bien identificados y que debemos trabajar nada más empiezan a surgir. Pero no solamente por nosotros, sino por él. Debemos ponernos en su piel y darnos cuenta de que este tipo de conductas no son nada buenas para su estado mental y físico. Les genera mucho estrés y por tanto no es nada saludable.

 

Por lo general, la mayoría de conductas agresivas se dan durante el paseo pues, si os fijáis, suelen ser hacia otros perros, bicis, transportes en general, incluso niños corriendo, pelotas… Convirtiendo lo que debería ser un momento relajante para él junto a su mejor amigo (nosotros) en un momento de estrés, miedo, inseguridad…

 

En nuestra mano está el darle todas las herramientas necesarias para que vuelva a disfrutar del paseo de un modo feliz y relajante.

 

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